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lunes, 21 de diciembre de 2009

Santo Tomás de Aquino de Gilbert Keith Chesterton

Nota Introductoria

Este libro no hace ninguna pretensión más que de ser un boceto popular de un gran personaje histórico que debería ser más popular. Su meta se alcanzara, si guía a aquellos que difícilmente han escuchado a Santo Tomás de Aquino a leer sobre él en mejores libros. Pero a esta necesaria limitación ciertas consecuencias le siguen, que a lo mejor seria conveniente señalar desde el principio.
Primero, se sigue que el cuento es contado de manera muy larga a aquellos que no son de la comunión de Santo Tomás; y que podrían estar interesados en él tal como yo podría estar interesado en Confucio o Mahoma. Sin embargo, por otra parte, la mera necesidad de presentar una clara línea histórica envuelve el cortar en otras líneas de pensamiento, para aquellos que pueden pensar diferente. Si escribo un bosquejo de Nelson principalmente para extranjeros, tendría que explicar elaboradamente muchas cosas que los Ingleses saben, y posiblemente dejar fuera, por brevedad, muchos detalles que muchos Ingleses quisieran saber. Pero, por otra parte, seria muy difícil el escribir una narrativa viva y conmovedora de Nelson, ocultando enteramente el hecho de que él lucho con los Franceses. Sería fútil hacer un bosquejo de Santo Tomas y ocultar el hecho de que él lucho con los herejes; y , sin embargo, el hecho en si mismo puede embrollar el principal propósito por el cual es usado. Solo puedo expresar la esperanza, y con ello la confidencia, que aquellos que me tienen a mi como herético difícilmente podrán culparme por expresar mis propias convicciones, y ciertamente no por expresar las convicciones de mi héroe. Solo hay un punto en el que la cuestión concierne esta simple narrativa. Es la convicción, que la he expresado una o dos veces en el curso de ella, de que el cisma del siglo dieciséis fue, realmente, una tardía revuelta de los pesimistas del siglo trece. Fue una oleada del antiguo Puritanismo Agustiniano contra el liberalismo Aristotélico. Sin ello, no podría poner a mi figura histórica en la historia. Pero el todo tiene sentido solo para un rustico cuadro de una figura en un paisaje, y no de un paisaje con figuras.
Segundo, se sigue que en cualquier semejante simplificación no puedo decir mucho del filosofo más allá que demostrar que tenia una filosofía. Yo solamente, por decirlo, he dado muestras de esa filosofía. Finalmente, se sigue que es prácticamente imposible el lidiar adecuadamente con la teología. Una dama que conozco levanto un libro de selecciones de Santo Tomás con comentarios; y comenzó esperanzadamente a leer una sección con el inocente titulo, “La simplicidad de Dios” Luego dejo el libro suspirando y dijo, “Bien, si esa es Su simplicidad, me pregunto como será Su complejidad.” Con todo el respeto a ese excelente comentario Tomista. No tengo ningún deseo en dejar este libro, a la primera mirada, con un suspiro semejante. He tomado la idea de que la biografía es una introducción a la filosofía, y que la filosofía es una introducción a la teología; y yo solo puedo llevar al lector hasta la primera etapa de la historia.
Tercero, no he creído necesario el avisar a aquellos críticos que, de tiempo en tiempo, desesperadamente juegan a la galería reimprimiendo párrafos de demonología medieval con la esperanza de horrorizar al público moderno simplemente mediante un lenguaje no familiar. He tomado por sentado que los hombres educados saben que Aquino y todos sus contemporáneos, y todos sus oponentes en los siglos siguientes, si creían en demonios, y hechos similares, pero no he creído que son meritorios como para nombrarlos aquí, por la sencilla razón de que no ayudan a destacar o distinguir el retrato. En todo eso, no había desacuerdo entre teólogos Católicos o Protestantes, por todos los cientos de años que hubo cualquier tipo de teología; y Santo Tomas no era notable por sostener esos puntos de vista, excepto en mantenerlos de cierta manera moderada. No he discutido esos asuntos, no debido a que tenga alguna razón para ocultarlos, sino, porque ellos en ninguna forma conciernen personalmente a la única persona de la cual es mi negocio revelar. Apenas hay espacio, incluso como es, para tal figura en semejante marco.

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